jueves, 13 de marzo de 2008

La playolita

El viernes pasado llovió en Santiago.
Yo estaba feliz, y aunque andaba con polera y sandalias igual me fui caminando después de la pega. Extrañaba tanto sentir la lluvia, que no me di cuenta que se me mojó la cara, se me corrió la máscara de pestañas y llegué a mi casa con dos lagrimones negros que me bajaban de los ojos, pasando por las mejillas hasta llegar al cuello y, así mísmamente de ridícula caminé de la pega a la casa. He hecho el loco tantas veces que cuando me miré al espejo en mi casa me dio ataque de risa. ¿Verguenza? Zi oye. El único pero de ese día de lluvia es que me trajo muchos recuerdos de mi Valdivia.
Ese viernes, el plan era irse a Algarrobo a pasar el fin de semana, partir ese mismo día después de la pega pero mi amigo y su hermano empezaron con los atados: que la lluvia, que es tarde, que la mamá los estaba esperando allá, que avísale que mejor viajamos mañana. Al final partimos de acá como a la 12 de la noche, su completo rancio en una copec igual de rancia, me acomodé en el asiento de atrás y zzzzzzzzzzz. Llegamos allá a alguna hora que no supe porque yo dormida pierdo la noción del tiempo y la mamá de los niños con una amiga nos estaban esperando con unos copetitos. Mish. Al día siguiente sol radiante y el paisaje se parecía tanto a Pichilemu, donde pasé todos los veranos de mi vida desde que estaba en los testis de mi padre hasta que tenía como 18 años. Me volví loca sacando fotos, parecía japonés. Comí asado, pescado a la parrilla, empanadillas de camarón, me bañé en el mar, tomé solcito....respiré AIRE. Estuvo realmente espectacular. Además que mi amigo, su hermano y la mamá de ellos son una familia muy pero muy entretenida.

Una noticia alegre es que mi hijo vine a pasar Semana Santa conmigo, así que me pondré a pintar huevitos y rellenarlos de dulces y chocolatitos y múltiples caramelos y por supuesto, esconderlos....en mi casa paterna, en Valdivia, aún mis papás nos esconden los niditos...y hay ciertos ritos familiares que no voy a dejar atrás jamás.

2 comentarios:

  1. Extraño eso de estar guata al sol en la playa... Ya se dará...

    Saludos!

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  2. Mis viejos ya no nos hacen nidos... extraño las sobredosis de chocolate
    jajajajajajja

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