Aromaterapia

Creo que alguna vez mencioné mi sensibilidad con los olores, desde muy chica que huelo todo lo que pasa por mis manos, los libros, los lápices, las esquelas que coleccionaba, la ropa, la comida y hasta el día de hoy tengo esa necesidad. El hecho que me pasaba metida en la cocina con mi nana, me ayudo a sensibilizar mucho más el olfato con los olores de todos los múltiples ingredientes; condimentos, cremas, mermeladas, galletitas, incluso el olor a quemado. El tema es que los olores para mí son algo muy potente, percibo aromas donde nadie los nota, me he acordado de cosas que pasaron cuando era ultra mega pendeja por volver a sentir un olor. El Oscar de la Renta, significa mamá y lo percibo a kilómetros, el olor a albahaca significa Floripondio, el olor a dafne me traslada a mi casa, a principios de septiembre, en valdivia con los primeros soles de primavera, un poco de humedad y el patio empezando a llenarse de flores.

El problema con esto, es que mi ñata no tiene poder de discriminación, entonces percibo TODOS los olores. Más de los que yo quisiera. Y me he mamado cada mugre..... Por ejemplo, se supone que en las mañanas, la mayoría de los mortales debería tener un encuentro cercano con la ducha, una agüita poca aunque sea, pero parece que es una mera suposición mía, porque en las mañanas cuando tomo el metro, he sentido cada olor a cadáver muerto, calor humano que le digo yo. ¿Qué ondis la gente? No me cuaja en el cráneo que la gente salga tóxica de su casa. A una pareja que se embala en una plazita por ahí les arman santa parafernalia, por ofensas a la moral... y al tipo que en el metro o en la micro va ahogando a 20 personas con su olor a bosta nadie le dice nada. O sea, nadie le dice, señor circule porque usted esta fétido y eso es un atentado. Yo prefiero ver una pareja en el acto. Lejos.

Y que conste, que no estoy hablando de un olorcito poco....no, no. Yo estoy hablando de esa mezcla entre ombligo y rodilla.